martes, septiembre 21, 2004

El sueño del bote

Después de años sumergidos en un sistema al que le entregan una parte importante de su tiempo de vida, millones de hombres y mujeres alrededor del mundo [seguramente en Argentina no deben ser más de unos cientos, pero en los países de verdad hay a patadas] ansían el día de su retiro laboral, para poder por fin vivir de su jubilación y ser dueños de su vida.

Ahora, viendo los programas de tv y las películas del primer mundo que me mostraron que existen lugares en donde la gente puede vivir decentemente después de jubilarse, también me enteré de que entre esa gente, un caso muy común es el del hombre que sueña con comprarse su propio barco con el dinero del retiro [si no entiendo mal, los despiden con un chequesote al que le suman sus ahorros de toda la vida, y plim, barco].

Y es enterado de que la situación antes descripta es muy habitual entre hombres del primer mundo cercanos al retiro que reflexiono: EEH??

O sea... trabajaron toda su vida, entregaron su tiempo todos los días renunciando a la libertad de hacer con él lo que quisieran desde que tienen memoria, y cuando llega el día en que finalmente pueden salir del sistema, el sueño al que entregan toda su energía y sus ahorros es un bote???

oK, son muy lindos los barcos, no digo que no. Y debe ser re copado tener el tuyo propio para navegar... Pero una persona que tiene como aspiración máxima tener un pedazo de metal que lo transporte a un lugar en el que esté únicamente rodeado por agua, sin ningún ser humano cerca, ni ningún indicio de civilización, está enviando un mensaje al mundo...
Es Cartman diciendo "Ay cómo los odio chicos".
Está diciendo que el mundo apesta, y que no hay nada en él a lo que valga la pena dedicarle tiempo o prestarle atención.
Está diciendo que prefiere anclar en el medio de la nada a pasar otro día rodeado por lo que la humanidad construyó.

Y la verdad, que un hombre que supuestamente alcanzó la meta final que plantea la mentalidad occidental piense eso, asusta un poquito...