domingo, enero 02, 2005

Pizzotomía

Hay una entidad comestible sobre la mesa, generalmente una pizza, cortada en porciones. Y todos los presentes van sirviéndose en forma sucesiva de una unidad alimenticia a la vez [y en realidad comestible y alimenticia no son sinónimos, pero los gajes de la redacción me obligan a cometer esas impresiciones, circulen por favor].

Uno estudia cuidadosamente la situación, y toma la porción más tentadora. E inmediatamente, en caso de que crea que va a seguir comiendo, identifica la siguiente porción en la escala de deseabilidad.
Y entonces, comienza a desear que otros no la tomen, que la esquiven, que elijan otra. Pero chances are que lo mismo que hace apetitosa esa porción para nosotros, lo haga también para los demás. Por eso que la murphología aplica, y casi siempre se la lleva otro, cuestión de que nosotros terminemos comiendo la última porción disponible, esa que nadie quiso porque era claramente la peor.

Pero aún así, durante todo el proceso, nosotros estuvimos deseando que el random mental de la otra gente estuviera de nuestro lado. Y no hay random mental, ese es el asunto, todos eligen su porción.

Quizás sea el peor ejemplo, pero el punto sería que los demás no son bots. O por ahí sí, claro, nunca se sabe. Pero en tal caso son bots que nos imitan, "pensando" parecido a nosotros.
No tenemos verdadera consciencia de lo que pasa por la mente de los otros, me parece. O siquiera que pasa algo a veces nos cuesta recordar.

Y yo creo que si me abrieran la cabeza e hicieran pasar una a una a todas las personas importantes de mi vida a mirar cómo los veo, la gran mayoría se sentiría bien. Y de los que se sentirían mal, los subgrupos más grandes serían los de los que tendrían culpa por no corresponder y los que no podrían entender la forma en que los veo, pero no habría muchos desengañados, estoy seguro.

O por ahí sí, y me convenzo de lo contrario e ignoro la realidad para poder imaginar que la porción que me toca no es mediocre.
Odiaría que mi porción sea mediocre...